“La
política es quizá la única profesión
para
la que no se considera necesaria ,
ninguna
preparación”. Robert Louis Stevenson
Desde hace un corto tiempo
para acá, afortunadamente el rótulo de "criollo" se lleva ya con orgullo, pues históricamente se
asumen los vínculos y herencias españolas y ameríndias en una suerte de
mestizaje que hace desaparecer las razas para fundirlas en una sóla o “criolla”. En muchas partes de este
continente americano, se da ya por extensión el calificativo de “criollo” a todo lo producido por
criollos, enmarcado dentro de la “cultura criolla”: “caballo criollo”, “pan
criollo”, “música criolla”, “arte criollo”, “vals criollo” ... toda una amaplia
lista de calificativos criollos que ahora se complemente con esta novedosa
“propuesta criolla” del “EPPPAL: Enfoque
Propio de Políticas Publicas desde y para América Latina” que por extensión, significaría hecha
en este continente, en nuestra región y que idílicamente tiene un significado
de que sea “de nuestra tierra”, “de la tierrita”
Se exponen aqui y ahora,
dos (2) de las principales razones que
apoyan este –que aunque novedoso- es muy necesario enfoque del EPPPAL. (1) La realidad en la estructuración de
las Políticas Públicas y (2) la
realidad de la “polisemia” de la palabra “Política”. La primera realidad: La perspectiva de las Políticas Públicas
tuvo su origen en los EUA y tanto su desarrollo como su estructuración fue prioritariaemtne,
en ese país, en Inglaterra y en general, en los países anglosajones con un
panorama moldeado -entre muchas otras- con las siguientes cinco (5) características: (1) Un entorno democrático estable. (2) La existencia de numerosas
organizaciones independientes del gobierno. (3) Un sinnúmero de Instituciones capacitadas tanto para recibir,
como para aceptar y procesar las críticas. (4)
La participación de muchas entidades que defendían y promovían el ejercicio del
gobierno y (5) La presencia de
varios entes, involucrados con la marcha y la fiscalización de las directrices
de todas y cada una de las decisiones públicas.
Pero, semejante
panorama, dista mucho de existir en los países Latinoamericanos. Por citar sólo
un ejemplo, las democracias emergentes de la tercera ola de democratización o
posteriores, están aún apenas construyendo las instituciones democráticas que
componen los cimientos de una sociedad fuerte y organizada. Es más, aunque
celebran elecciones competitivas -lo que constituye el piso básico de cualquier
democracia, que puede ser más, pero nunca menos- no en todos los casos han
logrado conquistar la estabilidad democrática conveniente y necesaria, para
desvanecer los riesgos del regreso al autoritarismo, bien sea mediante la
reelección indefinida o de plano, mediante golpes (de facto o simulados) a los
poderes legítimamente constituidos.
(2) La segunda realidad, es la
polisemia de la palabra “Política”, pues todos los idiomas con ancestros
latinos (y dentro de ellos, el nuestro) tienen sólo un vocablo, para expresar
tres (3) áreas bien distintas, pero
también muy complementarias entre sí, que muy bien los anglosajones saben y
manejan: “Politics”, “Policy” y “Polity”, cuyos campos,
alcances y limites ya se han presentado en otros varios artículos.
Estas dos (2) realidades
permiten aseverar que una de las ventajas que tienen los países en vías de
desarrollo, es “NO” cometer los mismos errores cometidos por los desarrollados,
que ya recorrieron esos caminos. Esa, precisamente, es una prioridad del “EPPPAL: Enfoque Propio de Políticas
Publicas desde y para América Latina”: entender y comprender lo que puede funcionar y aquello que -de
plano- no nos sirve.
La necesidad de un “Enfoque de Políticas Públicas desde y para
América Latina” o, dicho de manera abreviada, un “EPPAL” que particularice las diferencias en cuanto a mirar
futuros, comprender presentes y analizar pasados, haciendo que los cursos de
acción política sean permeados, dosificados y moldeados por esas propias
concepciones guajiras, por las particulares sensibilidades “macondianas”, y por
las singulares visiones “guadalupanas” adornadas siempre con esos ricos,
abundantes y exuberantes realismos mágicos latinoamericanos. Así, las políticas
públicas en este que se ha dado en llamar “El Continente de la Esperanza y del
Futuro” deben ser -inevitablemente- distintas, con marcadas diferencias y
muchas especificidades, con respecto de aquellas de los países del Viejo Mundo,
debido a estos distintos puntos de vista, a las particulares creencias y las
propias actitudes que se dan perfectamente silvestres desde el mismo sur del
rió bravo, hasta la más remota punta del Cabo de Hornos.
Definitivamente, con el “EPPPAL: Enfoque Propio de Políticas Públicas desde y para América
Latina” podemos todos y al unísono ya gritar -ahora sí, y a todo pulmón- lo
que reiteradamente repetía mi bisabuelo (quien muríó hace más 100 años): que con
sus bisnietos llegaría la verdadera generación del Bicentenario: una generación
con inmenso sentido del pasado... pero con una gran vocación de futuro...
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