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Carlos Salazar-Vargas
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domingo, 19 de enero de 2014

El EPPPAL: Enfoque Propio de Políticas Públicas desde y para América Latina


“La política es quizá la única profesión 
para la que no se considera necesaria ,
ninguna preparación”. Robert Louis Stevenson 

Desde hace un corto tiempo para acá, afortunadamente el rótulo de "criollo" se lleva ya con orgullo, pues históricamente se asumen los vínculos y herencias españolas y ameríndias en una suerte de mestizaje que hace desaparecer las razas para fundirlas en una sóla o “criolla”. En muchas partes de este continente americano, se da ya por extensión el calificativo de “criollo” a todo lo producido por criollos, enmarcado dentro de la “cultura criolla”: “caballo criollo”, “pan criollo”, “música criolla”, “arte criollo”, “vals criollo” ... toda una amaplia lista de calificativos criollos que ahora se complemente con esta novedosa “propuesta criolla” del “EPPPAL: Enfoque Propio de Políticas Publicas desde y para América Latina que por extensión, significaría hecha en este continente, en nuestra región y que idílicamente tiene un significado de que sea “de nuestra tierra”, “de la tierrita”



Se exponen aqui y ahora, dos (2) de las principales razones que apoyan este –que aunque novedoso- es muy necesario enfoque del EPPPAL. (1) La realidad en la estructuración de las Políticas Públicas y (2) la realidad de la “polisemia” de la palabra “Política”. La primera realidad: La perspectiva de las Políticas Públicas tuvo su origen en los EUA y tanto su desarrollo como su estructuración fue prioritariaemtne, en ese país, en Inglaterra y en general, en los países anglosajones con un panorama moldeado -entre muchas otras- con las siguientes cinco (5) características: (1) Un entorno democrático estable. (2) La existencia de numerosas organizaciones independientes del gobierno. (3) Un sinnúmero de Instituciones capacitadas tanto para recibir, como para aceptar y procesar las críticas. (4) La participación de muchas entidades que defendían y promovían el ejercicio del gobierno y (5) La presencia de varios entes, involucrados con la marcha y la fiscalización de las directrices de todas y cada una de las decisiones públicas.



Pero, semejante panorama, dista mucho de existir en los países Latinoamericanos. Por citar sólo un ejemplo, las democracias emergentes de la tercera ola de democratización o posteriores, están aún apenas construyendo las instituciones democráticas que componen los cimientos de una sociedad fuerte y organizada. Es más, aunque celebran elecciones competitivas -lo que constituye el piso básico de cualquier democracia, que puede ser más, pero nunca menos- no en todos los casos han logrado conquistar la estabilidad democrática conveniente y necesaria, para desvanecer los riesgos del regreso al autoritarismo, bien sea mediante la reelección indefinida o de plano, mediante golpes (de facto o simulados) a los poderes legítimamente constituidos.  





(2) La segunda realidad, es la polisemia de la palabra “Política”, pues todos los idiomas con ancestros latinos (y dentro de ellos, el nuestro) tienen sólo un vocablo, para expresar tres (3) áreas bien distintas, pero también muy complementarias entre sí, que muy bien los anglosajones saben y manejan: “Politics”, “Policy” y “Polity”, cuyos campos, alcances y limites ya se han presentado en otros varios artículos. 

    

Estas dos (2) realidades permiten aseverar que una de las ventajas que tienen los países en vías de desarrollo, es “NO” cometer los mismos errores cometidos por los desarrollados, que ya recorrieron esos caminos. Esa, precisamente, es una prioridad del “EPPPAL: Enfoque Propio de Políticas Publicas desde y para América Latina”: entender y comprender  lo que puede funcionar y aquello que -de plano- no nos sirve.     



La necesidad de un “Enfoque de Políticas Públicas desde y para América Latina” o, dicho de manera abreviada, un “EPPAL” que particularice las diferencias en cuanto a mirar futuros, comprender presentes y analizar pasados, haciendo que los cursos de acción política sean permeados, dosificados y moldeados por esas propias concepciones guajiras, por las particulares sensibilidades “macondianas”, y por las singulares visiones “guadalupanas” adornadas siempre con esos ricos, abundantes y exuberantes realismos mágicos latinoamericanos. Así, las políticas públicas en este que se ha dado en llamar “El Continente de la Esperanza y del Futuro” deben ser -inevitablemente- distintas, con marcadas diferencias y muchas especificidades, con respecto de aquellas de los países del Viejo Mundo, debido a estos distintos puntos de vista, a las particulares creencias y las propias actitudes que se dan perfectamente silvestres desde el mismo sur del rió bravo, hasta la más remota punta del Cabo de Hornos.



Definitivamente, con el “EPPPAL: Enfoque Propio de Políticas Públicas desde y para América Latina” podemos todos y al unísono ya gritar -ahora sí, y a todo pulmón- lo que reiteradamente repetía mi bisabuelo (quien muríó hace más 100 años): que con sus bisnietos llegaría la verdadera generación del Bicentenario: una generación con inmenso sentido del pasado... pero con una gran vocación de futuro...

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