"La vida te da sorpresas,
sorpresas te da la vida, ¡Ay
Dios¡”
Pedro Navaja, de Rubén Blades.
Es claro que el uso del
concepto de política pública tiene legítimas diferencias y también imprecisiones
muy significativas. Y es que las políticas públicas son diferentes a otros
instrumentos de uso habitual en el sector público, tales como leyes, metas
ministeriales, prácticas administrativas y partidas o glosas presupuestarias. Asimismo,
el concepto de política publica difiere mucho de aquellos que comúnmente
conciernen a programas, planes, proyectos, procesos, acciones….etc.
Concretamente, una política
pública corresponde a cursos de acción y flujos de información, relacionados todos
con un objeto público definido en forma democrática, los cuales son desarrollados
por el sector público y algunas veces (¿frecuentemente?) con la participación
de la comunidad y el sector privado. Por eso, una política pública deberá
incluir orientaciones, contenidos, instrumentos, mecanismos, definiciones,
modificaciones institucionales y obviamente, la previsión de sus resultados. De
acuerdo con lo anterior, una consideración concluyente y bien importante es que
NO todo lo que hace, desarrolla y lleva a cabo un gobierno, es una política pública.
Y es que en todos los países de
América Latina, las responsabilidades de la política pública han estado -básicamente-
centradas y concentradas en el gobierno, los cuales ejercen funciones de
diseño, puesta en marcha, evaluación, financiamiento, recaudación y supervisión
de acciones dirigidas desde ministerios, servicios y agencias gubernamentales. En
este contexto -y frente a los desafíos en materia de derechos y desarrollo
humano, equidad y crecimiento económico- es necesario contar con líneas de
innovación y corrección de las definiciones y concepciones en materia de
política pública, pues hay que concebirlas en forma más integrada, de modo que
se conjuguen los principios de universalidad, solidaridad y efectividad
(eficiencia/eficacia), lo mismo que superar la visión de centralidad estatal. Lo
cierto es que toda política pública debe reunir y expresar el conjunto de
objetivos, normas y sistemas por medio de los cuales la sociedad se compromete
a garantizar los derechos sociales, económicos y culturales, crear capacidades
y oportunidades para que las personas mejoren sus vidas, cuenten con mayor
libertad e influyan en las propias decisiones que las afectan.
Además, la política pública plantea
un nuevo nexo entre las esferas público-privadas ya que no se pueden
hacer, sin el concurso, compromiso e involucramiento de la empresa privada. Esta
inevitable convergencia debe construir un sentido de pertenencia para una nueva
ciudadanía y una mayor predisposición a estándares y escalas de bienestar, que promuevan
relaciones más virtuosas entre la participación de la sociedad, la orientación
de la economía y las nuevas dinámicas del mercado. Este es un reto para todos
los ciudadanos y todos -sin distingo- debemos vivir esa gran responsabilidad, tal
y como la persona que aseaba las oficinas de la NASA y con mucho orgullo aseguraba
que lo hacía bien, para que el hombre pudiera llegar bien, a la luna…
Grata lectura, y viene a mi memoria el cuestionamiento que tuve la oportunidad de externarle en nuestra jornada de capacitación en Sonora, apenas en noviembre pasado.
ResponderEliminarEn específico el tema de las políticas públicas en materia de educación en México: Las escuelas particulares en Sonora le restan un gran impacto económico al gobierno, atendiendo a aproximadamente el 10.54% del alumnado, con el casi 15% de edificios escolares y contratando al poco más del 13% de docentes (Datos estadísticos del ciclo escolar 2014). Sin embargo, las exigencias de las políticas en materia de educación sí se les aplica, más no así las oportunidades de capacitación a docentes y directivos, o los beneficios de programas como los tendientes a la Convivencia Sana y Pacífica de las comunidades educativas.