“Toda acción se mide
por sus consecuencias”. Anónimo
Un
concepto generalizado es que una política pública es un simple “curso de acción”. Acción entendida en forma amplia,
para involucrar la omisión voluntaria. Sin embargo, cuando un político se empeña
en avanzar un proyecto de ley, está decidiendo hacerlo y ese es -precisamente-
el curso de acción que ha escogido. Esto implica ampliar la idea de lo que es
una política pública y una manera es seguir a Palumbo quien dice que “a policy is like a moving target; it is not
something than can be observed, touched, or felt. Is must be inferred from the series of intended
actions and behaviors of the many government agencies and officials involved in
the making of policy over time”. (1994:8).
Una
política pública, entonces, es mucho más que leyes, decretos, reglamentos y
demás instrumentos formales de que dispone un gobierno -a nivel ejecutivo y
legislativo- para llevar adelante un curso de acción. Además, la imposibilidad
de “observar” la política pública, conlleva a la pregunta obvia de ¿Cómo inferirla? y para ello, continuemos con
Palumbo quien dice: “Policy is process,
or an historical series of intentions, actions, and behaviors of many
participants. (...) Policy is complex, invisible, and elusive. It is an
analytic category used by researchers who study government activity over time”
(1994: 8-9). Se puede concluir, entonces,
que la política pública es inferida sólo a partir de ciertos comportamientos,
intenciones y acciones, pero que -dada su naturaleza- es compleja e
“invisible”. De ahí que quienes sólo analizan las instituciones que la conforman,
se engañan y sus conclusiones son parcializadas. La parte final de la
definición, asegura que la “política pública” es una categoría analítica usada
por los investigadores para dar cuenta de aquellas actividades desarrolladas
por el gobierno. Así, son los politólogos y los Policy Advisor (Asesores)
quienes han permitido describir aquello que realizan los funcionarios y sus
teorías/planteamientos sobre políticas públicas, han sistematizado esas
observaciones.
Y es que
la categoría “políticas públicas” tiene en un “efecto bucle”, porque: (1) cada vez más especialistas en
políticas públicas participan en los gobiernos –nacionales, provinciales,
municipales y aun en organismos internacionales- asesorando sobre las mejores
formas de tomar decisiones (2) las
Escuelas de Gobierno en América Latina tienen como alumnos a políticos/funcionarios/burócratas,
lo que muestra la tendencia hacia la capacitación en el área de las políticas
públicas por parte de aquellos que ya ocupan cargos de toma de decisión. Por lo
tanto, la manera como se teoriza en este campo, influye directamente sobre
aquellos que toman decisiones y las nuevas teorías sobre políticas públicas tienen
que explicar comportamientos nuevos, adaptaciones que los funcionarios han
realizado a partir de conocer las teorías existentes: un claro ejemplo del efecto
bucle. Se equivocan quienes sostienen que, porque no se ve, porque no puede
materializarse en leyes o programas políticos, entonces es “sólo” un concepto analítico”. Olvida el
efecto bucle que puede producir y que de hecho ha producido el concepto de
Política Pública. Así, sostener que la política pública es sólo un concepto
analítico, es tan absurdo como suponer que el catalogar a una persona de
esquizofrénica no afecta la forma como esa persona será tratada por médicos,
familia y amigos.
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