“La guerra vuelve estúpido al vencedor
y
rencoroso
al vencido”.
Federico Nietzsche
En términos militares (donde nació) el “cuarto de guerra” (War Room) es
un lugar donde el Comandante en Jefe se reúne con sus principales
colaboradores, mandos y consejeros, para definir, desarrollar y dar seguimiento
a sus planes de batalla, tácticas de combate y estrategias, ejecutarlas o
descartarlas, a fin de enfrentar una situación de conflicto inminente y seguir desde
él su desarrollo, hasta su culminación.
La misma combinación cuarto/guerra, da mucho que pensar, pues en HOY
no se necesita ni de un espacio físico para planear/coordinar/dirigir las
acciones de una campaña, ni el proceso electoral es una guerra, ni la responsabilidad
del candidato termina con la victoria. Sin embargo, con ese belicoso,
pendenciero y camorrista nombre se ha construido todo un andamiaje no para
competir, sino para avasallar al competidor, ese otro que lo que propone es hacer
lo mismo pero por otros medios, presentar otros puntos de vista o mostrar diferentes
alternativas. Los resultados también dejan mucho que desear, pues con este
planteamiento el competidor se transforma en enemigo y adversario, hasta el
punto de que lo que se pretende es acabar con él a cualquier precio, por
cualquier medio y en cualquier lugar.
Y es que el “cuarto de guerra” es una burda copia que la GWU: George
Washington University propone para ganar elecciones a toda costa, donde el fin
justifica los medios. Realmente, poco ha servido en los mismos USA (donde la competencia,
mal se traduce por guerra) y sin embargo, inmisericorde y sin pena ni gloria, se
trasplanta a nuestros países, aduciendo que en esa guerra “todo se vale”:
utilizar métodos no convencionales, formas no éticas y procedimientos oscuros
pregonados por el “Dark Marketing”.
Como alternativa está el “Modelo de
Inteligencia” desarrollado en Politing, que evoluciona ese
concepto (cerrado, hostil y encubierto) y propone el de “Red Inteligente”
(distribuido, competitivo y ágil) que identifica nuevas oportunidades y otras
alternativas que enriquecen los tres campos de la política: “politics”,
“policy” y “polity”
Y es que
competir por causas justas y/o rivalizar por metas sociales, no tiene nada que
ver con “guerrear”. La guerra utiliza medios no democráticos que las campañas políticas
los exigen. Definitivamente, qué ridículo, absurdo y grotesco es tener que declarar
una guerra para legitimarse ante el pueblo, pedir su apoyo y tener el honor de
gobernarlo…
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